jueves, 10 de octubre de 2013

El OPDS encuentra ejemplares de quebracho blanco en la provincia de Buenos Aires

Baradero:
 
 
 
 
 
 
El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, identificó ejemplares de Quebracho Blanco en el Partido de Baradero, en el marco de los relevamientos de campo comprendidos en el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de la provincia de Buenos Aires.
La presencia de quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco) fue citada en el año 2006, pero hasta la fecha la especie no había sido registrada oficialmente. Se trata de una población de una veintena de árboles que adquiere una importancia de conservación prioritaria, dado que, sería la única población en nuestra provincia y constituiría el límite austral de distribución de la especie. Es un árbol característico del Parque Chaqueño del norte y centro de nuestro país. 
El descubrimiento fue realizado por profesionales de la Dirección Provincial de Recursos Naturales, área responsable del Ordenamiento, con la colaboración de la Dirección General de Gestión Ambiental de la Municipalidad de Baradero, en oportunidad de relevar y mapear sectores de bosques nativos. También fueron registrados ejemplares de algarrobo blanco (Prosopis alba).
Las especies reconocidas son consideradas escasas o ausentes en la provincia de Buenos Aires, y forman parte de los Talares de Barranca, ecosistema nativo relictual que se desarrolla entre San Nicolás y San Isidro.
En Ramallo se recorrieron distintos puntos del río Paraná que contienen bosques nativos, incluyendo sectores de las islas del Delta y la barranca que se desarrolla sobre la costa en el continente. En el partido de Baradero, se relevaron sectores de barranca especialmente valiosos desde el punto de vista de la conservación.
Como resultado del proceso de (OTBN) que lleva adelante la Dirección Provincial de Recursos Naturales, se ha considerado a los bosques nativos de esta región de muy alto valor de conservación, y que, no deben ser transformados por su carácter relictual, su importante función protectora de cuencas y biodiversidad, y sus amplios valores sobresalientes. Por tanto, fueron incorporados en el ordenamiento como categoría roja.
 
Los Bosques Nativos de Ramallo y Baradero.
En esta región se desarrollan bosques nativos de gran importancia por su biodiversidad y por los beneficios y servicios ambientales que brindan a la sociedad: los bosques del Delta del Paraná y los Talares de Barranca. Los primeros se desarrollan en los albardones o márgenes más elevados de las islas del río Paraná y, en el continente, en el sector costero adyacente al río. Albergan numerosas especies vegetales y animales adaptadas a los pulsos de agua que caracterizan al Delta. Entre las plantas, dominan árboles como: el sauce criollo (Salixhumboldtiana); ceibo (Erythrina crista-galli) y aliso de río (Tessariaintegrifolia). Mientras que, la fauna característica incluye mamíferos como: el carpincho (Hydrochaerishydrochaeris) y el coipo o nutria (Myocastor coipus); y entre las aves, numerosas especies de patos.
Los Talares de Barranca son bosques que se localizan sobre la barranca del Paraná y reúnen árboles espinosos adaptados a los suelos sueltos, bien drenados y a la falta de agua: el tala (Celtis tala), árbol dominante que da nombre al ecosistema; sombra de toro; (Jodinarhombifolia); molle (Schinuslongifolius); espinillo (Acacia caven); chañar (Geoffroeadecorticans) y algarrobo blanco (Prosopis alba). Dentro de la fauna, sobresalen las numerosas especies de aves que encuentran refugio y alimento en estos bosques como: el espartillero pampeano (Astheneshudsoni); el espartillero enano (Spartonoicamaluroides); la mosqueta ojo dorado (Hemitriccusmargaritaceiventer); el pepitero verdoso (Saltatorsimilis); el cardenal (Paroariacoronata) y el barullero (Euscarthmusmeloryphus).
 
 

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lunes, 16 de septiembre de 2013

El Quebracho Blanco (Aspidosperma quebracho-blanco).

                                                                       Quebracho blanco 
                                                           (Aspidosperma quebracho-blanco). 
Texto y Fotos Alejandro Galup

Al quebracho blanco también se lo conoce con los nombres indígenas de Willca en quechua, Kachakacha en aymará y Ubirá ro puitá en guaraní. Los ejemplares más robustos de la especie (de hasta 25 metros de altura y troncos de 1,20 de diámetro) se encuentran en los bosques xerófilos del otrora “impenetrable” chaqueño. Sin embargo, las dimensiones de estos árboles son muy variables y dependen fundamentalmente de las condiciones climáticas y edáficas del lugar donde se desarrollen. Por ejemplo, los que crecen en sitios rocosos y con una aridez extrema, en su adultez no sobrepasan los 2 metros de altura. Con frecuencia crece también en sitios con suelos salinos y/o gredosos y un dato interesante es que cuando sufre algún daño en sus raíces gemíferas o es víctima de un incendio forestal, suele emitir brotes desde estas mismas raíces.




Su distribución geográfica abarca desde Bolivia, Paraguay, Uruguay y gran parte del norte y centro de la Argentina, hasta su extremo austral en la estancia La Horqueta, en Baradero, provincia de Buenos Aires. Esta pequeña población, compuesta por una veintena de ejemplares adultos de hasta 8 metros de altura, fue descubierta fortuitamente el 29 de enero de 2006 gracias a los naturalistas Cristian Parodi, Santiago De Rosa y al autor de estas líneas (ver Notioso, Vida Silvestre 97).

Se encuentra en un sector de las barrancas del río Baradero, en una franja de apenas 200 metros de largo por 50 de ancho y convive con especies típicas de ese ambiente. Este sería el primer registro para la provincia y hasta ahora la única población conocida.



La madera de este árbol, dura y pesada, es de excelente calidad. Lamentablemente todavía se la utiliza en mueblaría  tornería, carpintería, tirantería, para la confección de postes, durmientes y -en muchísima menor
proporción - para esculturas. Es muy utilizada, también, para la elaboración de carbón y leña, debido a su gran poder calorífico.


Su corteza, grisácea y rugosa, está formada por placas irregulares y posee 6 poderosos alcaloides, algunos de los cuales tienen una acción similar a la del curare. Su follaje es perenne y escaso, y los ejemplares adultos suelen tener la copa de forma bastante irregular. Sus hojas son simples, coriáceas, lanceoladas y con el ápice (extremidad superior) espinescente. Las flores son pequeñas y de color amarillento, con un agradable perfume dulzón. El fruto es una cápsula leñosa, achatada, verde grisácea, de forma aovada de de 4 a 5 centímetros de ancho por 6 a 7 centímetros de largo. Aloja en su interior un promedio de 22 semillas chatas, color marrón claro, de 3 cm de ancho por 5 de largo y de una liviandad tal que son fácilmente dispersadas por el viento.

En su medio: En los meses con escasez de alimento, el hermoso e inteligente loro hablador (Amazona aestiva) suele visitar este árbol para consumir sus semillas, mientras que la oruga de la polilla (Norda esmeralda), que posee las alas posteriores color verde esmeralda y las inferiores color blanco al igual que el vientre y las patas, se alimenta en forma exclusiva de sus frutos. Con frecuencia, las plantas jóvenes son devoradas por el conejo de los palos (Pediolagus salinícola), mientras que el escarabajo (Melanophila bahiana) suele hacer orificios de hasta 6 cm en su corteza lo que, por fortuna, incide en la desvalorización de su madera. En Buenos Aires otro lepidóptero, el vulgarmente llamado bicho canasto (Oiketius platensis), se alimenta de su follaje.


En el jardín: En experiencias de cultivo realizadas en el vivero La Sombra se comprobó la extraordinaria rapidez con que germinan las semillas de este noble árbol: el 90% en menos de 7 días. Pero también se notó la extrema lentitud con que se desarrollan los ejemplares: apenas 37 cm en 3 años. Tal vez la ventaja de tal lentitud es que lo convierten en un candidato ideal para cultivar en balcones, terrazas y jardines pequeños. Además, los ejemplares de bajo porte suelen florecer y fructificar sin inconvenientes, alegrando de este modo el hogar con el perfume de sus flores, el extraño aspecto de sus frutos y con la apariencia de su follaje, que hace recordar al de las araucarias.

Fuente: Revista Vida Silvestre N° 109